jueves, 3 de diciembre de 2009

Cadena Ser en directo

A través del siguiente enlace, se establece contacto con la Cadena Ser en directo.

 

La Ventana: Los paraisos fiscales



De dicha cadena, se destaca en particular una interesante entrevista sobre los paraísos fiscales, de la mano de la experta en economía Olaya Argüeso. Allí se expresan también Juan Hernández Vigueras, autor del libro "La Europa opaca de las finanzas y sus paraísos fiscales off-shore", así como el economista Rubén Candela. A continuación se transcribe el enlace a esta entrevista.

http://www.cadenaser.com/actualidad/audios/ventana-paraisos-fiscales/csrcsrpor/20080227csrcsr_17/Aes/

Información también muy interesante sobre los paraísos fiscales se encuentra presente en el blog "Al rescate de los paraísos fiscales", cuyo correspondiente enlace insertamos seguidamente.

http://alrescatedelosparaisosfiscales.blogspot.com/

El rol de los comunes, el rol de los ciudadanos de a pié


Muchas veces se ha dicho que los pueblos tienen los gobiernos y los dirigentes que merecen, pues dirigentes y políticos finalmente surgen del propio pueblo y son reflejo de éste.

A continuación se inserta un video que se refiere particularmente a México, pero que en realidad refleja con bastante fidelidad lo que está ocurriendo hoy día en cualquier país latinoamericano. Desde estas líneas invitamos al visitante a ver este video, para luego hacer una severa autocrítica.



¿Vio el video? ¿Meditó?

Hoy día el ciudadano común y corriente tiene mayores posibilidades de expresarse que antaño, cuando ello solamente se podía hacer a través de reuniones o manifestaciones públicas, y/o a través de instituciones sociales de bien público, y/o eventualmente a través de algún periodista a quien se lograra sensibilizar.

Hoy día Internet está dando posibilidades únicas para la difusión de ideas y proyectos, a través de videos, a través de registros de audio, a través de blogs o de sitios web de estructura clásica, etcétera.

Pero por esas vías especialmente se concretan denuncias y protestas, aunque está faltando la etapa de las soluciones y de los proyectos concretos.

El video arriba inserto indudablemente dice unas cuantas verdades, y a nivel individual haríamos muy bien en tenerlo muy presente. Pero el problema es, muy bien, yo cambio, pero en la medida que este tipo de nueva actitud frente a la vida no se generalice, finalmente mi caso no dejará de ser una rareza, un buen ejemplo a destacar y a imitar, pero que no tiene muchas chances de que se generalice.

La propuesta que aquí deseamos hacer es la de primero que nada poner orden en nuestro entramado financiero, de forma que las avivadas a lo latinoamericano y a lo criollo señaladas en el video, sean ellas cada vez más difíciles de llevar adelante sin ser descubiertas.

¿Y como podríamos poner orden en el entramado financiero? ¿Cómo podríamos agregar transparencia a las transferencias monetarias, de forma de poder hacer seguimiento de largas cadenas, y así y en cualquier momento poder instruir una rápida investigación sobre algún posible ilícito?

La respuesta que en lo personal me parece adecuada al señalado planteamiento, la vengo reiterando una y otra vez frente a diferentes problemáticas, frente a la posible implementación de una Tasa Tobin, frente al necesario abatimiento de la defraudación fiscal, frente a la actividad nefasta de los paraísos fiscales, frente a los graves perjuicios sociales inducidos por el narcotráfico, frente a...

Un principio de solución para todos estos males, debería comenzar por introducir el uso cada vez más extendido del dinero telemático, tal como hace años lo propuso el activista social catalán Agustí Chalaux de Subirà, y tal como con constancia se promueve desde el Centro de Estudios Joan Bardina.

Por las dudas que alguien tenga dificultad para reproducir el video inserto en este artículo, a continuación se indica el enlace que lleva directo al sitio web donde el video fue originalmente ubicado.

http://www.youtube.com/watch?v=gKHqFzeh_s8

miércoles, 23 de septiembre de 2009

La campaña electoral 2009 en Uruguay se enrarece, y cae en bajezas inauditas


Me abstendré de hacer comentarios personales.

Parece preferible presentar a los cibernavegantes los tres videos siguiente aparecidos en You Tube, y que ellos mismos saquen sus propias conclusiones.

Primer video: Mujica hablando de los argentinos.



Segundo video: Mujica dice que los Peronistas K son patoteros.



Tercer video: Mujica y Hitler.

sábado, 20 de junio de 2009

La crisis global: Reflexiones de una fresca y luminisa mañana montevideana


Ese día desperté y me levanté más temprano de lo habitual… Tal vez ya había descansado lo suficiente, tal vez me molestó el sol que penetraba luminoso y fuerte por la ventana, una parte del cual daba directo sobre mi cama…

Preparé mi desayuno y lo disfruté tranquilo… Desde mi posición de vigía en un piso alto, se veía parte del patio del liceo, ese que queda en la esquina de las calles Joaquín Requena y Durazno, muy cerca del Parque Rodó… A esa hora el tráfico era muy tranquilo en la ciudad de Montevideo…

Apuré el café con leche, y por rutina, fui a mi escritorio y encendí la computadora… Tenía un par de horas libres, que podía aprovechar para leer la prensa digital… Y un par de noticias me interesaron, por lo que las repasé varias veces y tomé notas…

Por un lado me interesaron las declaraciones de José Luís Rodríguez Zapatero sobre sus cinco pautas, sus cinco compromisos, sus cinco guías seguras de acción para enfrentar la crisis financiera global…

(1) Dar la cara, es decir, asegurar al pueblo y al mundo que el Gobierno Español está decidido a hacer algo y que está comprometido a encontrar soluciones, y manifestar eso públicamente, y manifestar eso a viva voz…

(2) No vacilar en el impulso público a la reactivación, es decir, desarrollar obra pública y utilizar adecuadamente fondos públicos, para incentivar la reactivación económica dentro de fronteras…

(3) Garantizar la protección y cohesión social, es decir, preocuparse por los programas sociales y por el llamado gasto social en España…

(4) Contar con los agentes sociales y con los partidos políticos, es decir, efectuar amplias consultas con los sectores políticos y sociales, y tratar que las resoluciones puntuales y que las estrategias que el Gobierno vaya adoptando, tengan todas ellas el apoyo de amplias mayorías…

(5) Participar en la respuesta internacional coordinada, es decir, cerrar filas con otros países y con otros gobiernos, de forma que las resoluciones que cada cual tome vayan en el mismo sentido y no se contrapongan…

Los ejes centrales de la estrategia anunciada por el Presidente español José Rodríguez Zapatero, en lo fundamental, en lo medular, pueden resumirse como se indica: (A) Combatir las consecuencias de la crisis, (B) Frenar la destrucción de empleos, (C) Anticipar la recuperación, y (D) Coordinar esfuerzos con otros países…

Por esas mismas horas también se daban a difusión muy interesantes declaraciones de Barack Hussein Obama, que en lo esencial anunciaba la voluntad del Presidente de EEUU en el apoyo al empleo, y en la creación proyectada de dos y medio millones de nuevos empleos en la gran potencia del norte de aquí a enero del 2011…

Bueno, en lo personal estas medidas me parecen acertadas para atender la coyuntura, pero lo que lamento es que ninguno de los dos mandatarios se refiera a las reformas de fondo, a las reformas de las infraestructuras sociofinancieras…

La actual crisis financiera global en mi opinión personal no tiene su origen en un simple error estratégico en el sector financiero-inmobiliario estadounidense… Claro, el desencadenante visible de la crisis sin duda estuvo allí, sin duda estuvo en ese sector, pero en todo este asunto hay algo más de fondo, hay razones más profundas y sustanciales que ese circunstancial desencadenante… Hoy día el desarrollo económico y social no está únicamente basado en la llamada economía real, en lo que podría llamarse la economía productiva e innovadora… Hoy día los negocios también se hacen en las bolsas de valores, y en los mercados de cambios, y en los mercados de futuro, y en las transferencias de capitales de un país a otro… Y si bien los negocios en estos sectores son de riesgo, las ganancias bien podrían ser suculentas…

Si se observa a vuelo de pájaro la economía mundial de los últimos años, sin dificultad podrá constatarse la gran volatilidad de los precios de casi todo, de los valores de bolsa, de las cotizaciones de las divisas, del oro y de otros metales, del petróleo, de los alimentos, de las materias primas en general… Algunos precios mantienen tendencia al alza o a la baja durante meses con pequeñas oscilaciones temporales… Pero otros precios varían en forma drástica en cuestión de días o incluso en cuestión de horas…

La economía de la hora presente sin duda es un paraíso para los especuladores y los estafadores… Y esto no es conveniente que se endilgue a desvíos espurios e incontrolables…

La economía del despilfarro, la economía especulativa, la economía indiferente a los problemas sociales, no son características o desvíos con los que inevitablemente se deba de convivir… Estas falencias, estos efectos indeseados, perfectamente pueden ser controlados o al menos suavizados, si se siguen las recomendaciones del Centro de Estudios Joan Bardina… Estudiemos con un poco más de seriedad las propuestas que desde allí se sugieren… Tal vez esas propuestas encierren tanto cosas positivas como negativas, pero nunca lo sabremos si como cuerpo social cerramos los ojos a esta posibilidad… Y por otra parte, esos eventuales errores estratégicos o de enfoque del Proyecto Bardina podrían tener solución, pero las mismas no serán encontradas si como cuerpo social no nos decidimos a remangarnos las mangas de la camisa poniéndonos a continuación a trabajar…

Pero no… Los líderes mundiales parecen empeñados en hacer caldo gordo para los especuladores y para los negociantes oportunistas… Los líderes mundiales incitan a aguantarse el chaparrón, acercando paraguas a los sectores con más dificultades, proponiendo medidas puntuales y parciales para salir lo más rápido que se pueda de los problemas, sin pensar también en las necesarias reformas estructurales de fondo del sistema financiero internacional… Así, se crean las condiciones ideales para que los especuladores y para que los negociantes oportunistas con tranquilidad puedan consolidar sus ganancias, y puedan encontrar refugio seguro para su riqueza, y para luego con tranquilidad planificar su próximo zarpazo…

¿Existirá una mano negra detrás de todo esto?… ¿Es que podría existir una bien oculta y perversa conspiración a nivel mundial, que a su favor estuviera manejando los hilos de todo detrás de bambalinas?… En lo personal, cada vez me convenzo más que algo así es probable que esté ocurriendo, sin que logren percibirlo la mayoría de los analistas y de los politólogos… Y esa mano negra o esas manos negras… Y esos titiriteros que dirigirían las situaciones a su favor desde posiciones secundarias y bien disimuladas (pues bien podrían ser varios, y bien podrían no estar especialmente coordinados entre sí)… Son los que se están enriqueciendo a una escala tal, que pronto van a ser dueños de medio mundo…

Mis sospechas se basan en muchos indicios… Por ejemplo, esos augures de las finanzas cuyos dichos tienen siempre amplia difusión y amplia repercusión, y que aciertan en sus pronósticos por aquello de la profecía autocumplida… Digo lo que va a pasar y efectivamente pasa, porque la mayoría de la gente cree que va a pasar porque yo lo dije, y porque entonces a nivel general se actúa en consecuencia… Además, los grandes cambios y las apariciones de las crisis son ellos demasiado repentinos… ¿Es que nadie se dio cuenta de lo que podía llegar a ocurrir, es que nadie previó el derrumbe de la estantería?… ¿Es que los economistas son simples gestores que no anticipan lo que se viene?… ¿Es que las universidades no preparan adecuadamente a los profesionales de la economía y de la administración?…

Exista o no una mano negra… Existan o no varias manos negras… Existan o no conspiraciones de alto nivel bien estructuradas y coordinadas… Lo que me parece evidente es que no podemos seguir por la misma senda de hoy día, atendiendo las urgencias de la coyuntura cuando ellas se presenten, y sin tomar la iniciativa de una estructuración profunda de nuestro entramado social y productivo…

Y ya para terminar el presente culturema, enumeremos en estilo telegráfico las cuatro posiciones principales que pueden adoptarse para enfrentar al futuro…

(1) La pasividad – Por desidia, por imprevisión, por comodidad, se estima que el devenir social es imprevisible, y que además no puede ser influido por las fuerzas que se disponen, y por tanto el esfuerzo se orienta fundamentalmente a atender las propias necesidades y/o las necesidades del grupo que se representa, sin desarrollar ningún tipo de acción específica respecto de la gobernanza global o respecto de la estrategia desplegada. Dicho con una simple figura popular, en este caso se acomoda el cuerpo lo mejor posible y se espera a que el chaparrón pase.

(2) La reactividad – Esta estrategia apenas si es un poco más evolucionada que la anterior. Se reacciona a los acontecimientos una vez que los mismos se han manifestado, por ejemplo, si se desencadena una crisis global o regional, se estudia ese fenómeno, sus causas, sus efectos, y se trata de dar la mejor respuesta posible para esa coyuntura respecto de la marcha de la economía. Las medidas que suelen sugerirse y aplicarse en este caso son casi todas ellas acciones procíclicas.

(3) La previsión – Se establecen los posibles escenarios futuros, y se planifica la respuesta mejor al escenario que parezca más probable, o en su defecto se acomodan situaciones para hacer frente a dos o a varios de los escenarios posibles que fueron señalados. En este marco ya varias de las medidas o de las estrategias que se aplican son ellas anticíclicas o contracíclicas.

(4) La intervención – Se estudia muy bien la situación, y se provocan inteligentes cambios estructurales de forma de así inducir una realidad general cualitativamente distinta de la anterior, al menos en el mediano y en el largo plazo.

En el contexto actual de cambios de situación rápidos y profundos, tener claras estas ideas es fundamental… La prospectiva social, la prospectiva socioeconómica, tiene hoy día una importancia enorme, a despecho de la notoria debilidad de algunos de sus principios, y a despecho de la escasa atención que muchos sectores suelen dar a esta cuestión…

domingo, 14 de junio de 2009

Un objetivo trascendente para mi existir


Téngase presente que también se puede disfrutar con lo que se hace… Téngase presente que también se puede disfrutar con las tareas cotidianas, téngase presente que también se puede ser feliz en la rutina…

Téngase presente que también se puede disfrutar enfrentándose a los contratiempos y a las adversidades… y también téngase presente que esos contratiempos y esas adversidades nos pueden dejar enseñanzas sumamente útiles para nuestro futuro comportamiento, y experiencias de vida muy útiles a transmitir…

Téngase presente que también se puede disfrutar de los compromisos y de las responsabilidades…

También téngase presente que se puede sentir enorme orgullo y felicidad, luego de ver realizada una labor en un nivel de excelencia, en un nivel que ya nuestra capacidad no nos permite mejorar más…

También téngase presente que se puede trabajar con gusto, y en perfecta armonía con el entorno…

También téngase presente que se puede obtener enorme gozo al comprobar que nuestras ideas y que nuestros consejos y que nuestras enseñanzas y que nuestras acciones y que nuestros escritos, han influido positivamente con el entorno, tal vez mejorando la calidad de vida y la perspicacia de enfoque de algún ser querido, tal vez transmitiendo un saber a un grupito de personas, tal vez elevando la autoestima de alguien, tal vez concretando una denuncia y así impidiendo un dolo, tal vez pensando en los problemas de hoy día y en su proyección a futuro, y a la vez intentando dar una respuesta o solución a esas temáticas, etcétera, etcétera…

También téngase presente que muy buenas satisfacciones por cierto pueden obtenerse, logrando el propio mejoramiento interior, logrando el propio fortalecimiento y la propia autosuperación…

Y también téngase presente que puede haber enorme satisfacción en trascender, o por lo menos en tener la débil esperanza de actuar de tal manera, que algún día alguien pueda tomar esa conducta como referencia o como modelo…

No desperdicie su tiempo en intentar resolver problemas de escasa importancia, o en intentar resolver problemas que están mal planteados, o en intentar resolver problemas que posiblemente ni siquiera existan, o en intentar resolver problemas que no tienen solución…

Por cierto… Por cierto… No desperdicie su tiempo en intentar resolver problemas imposibles… en intentar resolver la cuadratura de un círculo… o en intentar resolver la rectificación de una circunferencia…

La construcción de un cuadrado de igual superficie a la de un determinado círculo, cuando para ello solamente se puede utilizar regla y compás… y también la construcción de un segmento de recta de longitud igual a la del perímetro de una circunferencia, cuando para ello solamente se puede utilizar regla y compás… con toda certeza son ambos problemas que no tienen solución… con toda certeza son ambos problemas insolubles… y debido a la notoriedad que en su momento tuvieron estos dos planteamientos, hoy día ellos son paradigma de problemas imposibles de resolver, hoy día ellos son ejemplos arquetipos de planteamientos falaces y engañosos…

En resumidas cuentas y por encima de todo, no desperdicie su tiempo en intentar resolver lo que es imposible o lo que directamente difícil que sirva para algo…

No desperdicie su tiempo en intentar resolver lo que no tiene solución…

Dedique su tiempo a lo que valga la pena… dedique su tiempo a lo realmente trascendente e importante…

Dedique su tiempo a lo que valga la pena… dedique su tiempo a lo realmente trascendente… como por ejemplo, a realizar acciones que le dejen satisfecho, y que le permitan obtener ese gozo interior de comprobar que ha hecho bien los deberes…

Dedique su tiempo a lo que valga la pena… dedique su tiempo a lo realmente trascendente… como por ejemplo, al mejoramiento del propio ser interior, al mejoramiento de las propias conductas, al mejoramiento de la propia interacción social…

Dedique su tiempo a lo que valga la pena… dedique su tiempo a lo realmente trascendente… como por ejemplo, a la propia y conciente evolución, a la propia y conciente superación… y dedique su tiempo a hacer esto con gusto y con alegría…

Dedique su tiempo a lo que valga la pena… dedique su tiempo a lo realmente trascendente… como por ejemplo, a intentar servir a la humanidad, a intentar servir a la especie, a intentar servir a los desvalidos, a intentar ayudar a quienes han tenido menores oportunidades que usted, a intentar ayudar a la propia familia, a intentar ayudar al vecino, a intentar ayudar de una u otra forma a alguien de su entorno social…

Dedique su tiempo a lo que valga la pena… dedique su tiempo a lo realmente trascendente… como por ejemplo, a ser internamente más libre, o como por ejemplo, a guiarse menos por los prejuicios y por el qué dirán… o como por ejemplo, pensando cómo podría llegar a construirse una organización social que fuera más eficiente, más justa, más solidaria, más libre, más racional, más equitativa… y dedique su tiempo a hacer esto con gusto y con alegría y con emoción apenas contenida… Acepte este desafío de rasgos utópicos…

¿Cómo dice?… Usted afirma que intentar describir un proyecto de sociedad ideal, en la que la violencia casi no exista, en la que las guerras solamente sean acontecimientos curiosos registrados en los libros de historia y referidos a épocas ya muy anteriores, en la que la corrupción y la malversación de fondos sean cosas del pasado, en la que el abuso se dé en un reducido número de casos patológicos, puede tal vez llegar a ser buen argumento para un escrito de ficción, pero nunca llegará a ser una realidad palpable…

¿Es esa realmente su opinión?… ¿Es eso lo que usted realmente piensa?…

Permítame que en lo personal discrepe con usted… Tengo derecho a pensar de una manera diferente… Tengo derecho a que usted no me quite la ilusión y la esperanza que anima mi mano y mi pluma y mi espíritu y mi acción…

Agustí Chalaux de Subirà dedicó buena parte de su existencia y de sus esfuerzos a perseguir un sueño, a tratar de esbozar una estructura social en la cual se favorecieran las conductas sanas y honestas y equilibradas, tanto con el entorno familiar como con el entorno socio-financiero y con el entorno natural… Puede que la solidaridad, que la honestidad, que la virtud, que la compostura, que la transparencia, sean conductas naturales e intrínsecas en algunos individuos, pero indudablemente ello no se da en todas las personas… La idea brillante y salvadora puede consistir por tanto en crear una especial infraestructura económica y una importante transparencia financiera y social, con las cuales el comportamiento medio y generalizado de las personas cambie, acercando sus conductas a lo que en el plano teórico podríamos considerar idílico y modélico…

Y permítaseme concluir estos pensamientos con un pasaje de un hermoso poema del escritor argentino Jorge Luís Borges, y cuyo título es “Para una versión del I Ching” o “Para una versión del I King”…

El rigor ha tejido la madeja,
No te arredres, la ergástula es oscura,
La firme trama es de incesante hierro,
Pero en algún recodo de tu encierro,
Puede haber una luz, una hendidura.

Téngase presente que por largo y oscuro y profundo que sea el túnel, la luz está esperando a la salida…

domingo, 17 de mayo de 2009

Creatividad en aparente ocio: Trabajando mientras se descanza y se sueña


Soñar despierto no es perder el tiempo… Dejar a la mente que divague, que encadene pensamientos e ideas con bastante libertad y sin imponerle un rígido esquema racionalista y un claro objetivo a alcanzar, tiene sus grandes ventajas en cuanto a favorecer la innovación y la creatividad y la obtención de soluciones por fuera de lo que podríamos llamar tradicional o clásico… Cuando la mente vaga sin un rumbo muy estructurado impuesto por la conciencia, también está trabajando duro, también está efectuando tareas productivas…

Los científicos escanearon el cerebro de personas acostadas dentro de máquinas de resonancia magnética, mientras las personas allí apretaban botones o simplemente permanecían en reposo…

Los resultados así obtenidos, los escaneos así obtenidos, revelaron que el cerebro se vuelve más activo mientras se realiza esa actividad a la que solemos llamar soñar despierto o divagar despierto… En las señaladas circunstancias incluso se detectó una intensa actividad en la llamada red ejecutiva, región del cerebro aparentemente asociada con la resolución de problemas complejos…

La recién citada investigación fue realizada en el Laboratorio de Neurociencia de la Universidad de British Columbia, que como se sabe es un importante centro educativo-científico situado en el oeste canadiense, y más precisamente en los alrededores de Vancouver (British Columbia, Canadá)…

Esta experiencia científica sugiere que dar de vez en cuando un buen grado de libertad a la mente y a los pensamientos, o sea permitirnos soñar despiertos a nosotros mismos, también podría ser una muy buena manera de resolver problemas, afirmó la neurocientífica Kalina Christoff quien trabaja en el citado centro de estudios e investigaciones…

Las personas que sueltan su imaginación para así permitir a la mente fantasear y hurgar en utopías, obviamente no piensan de la misma manera que cuando ellas someten a su cerebro y a su conciencia a una concentración intensa en un determinado asunto, aunque en el primer caso pareciera que se utilizan más recursos mentales y cerebrales, a juzgar por las mediciones de la actividad cerebral realizadas en las distintas circunstancias…

Si damos crédito a estas experiencias y a las conclusiones recién señaladas, pareciera entonces que es hora de cambiar nuestra actitud general con respecto a quienes son exageradamente soñadores e idílicos e imaginativos e idealistas… En ciertos ámbitos y en especial en las esferas de las llamadas ciencias duras o ciencias pesadas, con ligereza hemos asumido generalmente que dejar vagar la mente en cosas diversas y sin un específico y premeditado objetivo, es en buena medida perder el tiempo, e incluso a veces nos autoreprimimos cuando nosotros mismos nos descubrimos en esta actitud… Sin embargo, la neurociencia parece descubrir ahora que esto también podría aportarnos ventajas… Todo parece apuntar a que una actitud más lúdica en cuanto a nuestros pensamientos también nos podría ser beneficioso, al menos en cuanto al posible aporte de innovadoras soluciones ad hoc, idóneas y adaptadas soluciones que convengan a condiciones y circunstancias… El pensamiento libre y utópico y soñador también podría dar buenos réditos…

Es hora pues de cambiar nuestra actitud respecto de los poetas y de los soñadores y de los románticos, pues sus dichos y sus sugerencias nos podrían dar más de una sorpresa…

Con toda evidencia Agustí Chalaux de Subirà fue un soñador y un utopista social, y hasta podríamos decir que también fue un poeta social, pues dedicó buena parte de su vida a la búsqueda de una paz social firme y duradera que tendría tantas ventajas que por cierto daba una primera impresión de ser inalcanzable… Por cierto el proyecto social que este sociólogo y pensador español nos legó, en muchos sentidos tiene los pies bien puestos sobre la tierra, y sugiere mecanismos que son perfectamente factibles y realizables desde el punto de vista tecnológico y también desde el punto de vista social y político y práctico, como por ejemplo la idea de la moneda telemática…

Cierto, algunos aspectos vinculados con sus ideas respecto de la renta básica parecieran que un poco se escapan de las realidades factibles… En lo personal sí pienso que Agustí Chalaux presenta este tema en forma exageradamente utópica, y sin una excesiva profundización sobre el período de transición y sobre las condicionantes que debieran darse para que este beneficio en relación a las necesidades básicas pudiera ser brindado con carácter universal… En realidad y en el fondo, corresponde afirmar que este aspecto del pensamiento social de Agustí no es exageradamente revolucionario e innovador…

Desde la noche de los tiempos los humanos nos hemos diferenciado de los animales en que en muchos casos y como cuerpo social damos oportunidades de vida a individuos más débiles y que por sí solos no podrían salir adelante…

En lo que respecta a la moderna Seguridad Social, hoy día estamos aplicando algo equivalente o que supera a la renta básica de Agustí Chalaux, tanto en el caso de las pensiones laborales, como en el caso de las pensiones por discapacidad o por accidentes de trabajo…

En lo que respecta a los Programas Sociales orientados a la erradicación de la pobreza y de la indigencia, en muchos países hoy día se da algo parecido a una renta básica aunque no con carácter universal sino a una determinada población objetivo, y esos recursos, y esa asistencia, en ciertos casos se materializan en servicios, pero en otros casos también se materializan en dinero incluso instrumentado bajo la forma de una típica tarjeta de crédito, o instrumentado bajo la forma de una típica tarjeta bancaria de débito, o incluso instrumentado bajo lo que suelen llamarse tiquetes de alimentación…

El mensaje que desde este culturema deseamos transmitir, es que el pensamiento de Agustí Chalaux tiene muchísimas cosas potencialmente muy positivas y muy factibles, y por tanto no debemos descartar en bloque este proyecto social porque encontremos algo que no nos guste o que parezca difícil de implementar…

domingo, 12 de abril de 2009

La propia creación literaria sirve muy mucho para consolidar la propia cultura


Los personajes son los seres que intervienen en una trama, o en una descripción, o en una crónica. Estos seres pueden ser personas más o menos comunes y corrientes (conocidas o desconocidas), y también pueden ser dignatarios relevantes y científicos cualificados (reales o ficticios), y también pueden ser animales, o figuras mitológicas o legendarias, o dioses, o incluso plantas, objetos, o seres sobrenaturales o simbólicos a los que se les atribuyen características y acciones diversas.

Una obra literaria puede ser autobiográfica, o al menos puede transmitir con mucha precisión un entorno real conocido por el autor (hacer lo que se llama una pintura de época y lugar, un fresco de época y lugar, una descripción fidedigna de estructura social y de relaciones sociales ajustadas a tiempo y lugar). Y por cierto esto no tiene porqué estar mal. Y por cierto esto no tiene nada de malo. Existen excelentes escritos literarios de este tipo que han alcanzado gran fama y reconocimiento.

En el acierto o en el error, del colombiano Gabriel García Márquez y del peruano Jorge Mario Pedro Vargas Llosa, algunos han dicho que es muchísimo más importante el aporte que ellos han hecho como cronistas y como narradores autobiográficos que como escribidores literarios.

Aunque la obra literaria pueda ser de ficción, en muchos casos el escritor ciertamente se proyecta de alguna forma en la misma, (1) ya sea pensando que el narrador es el propio escritor, y por tanto midiendo las diferentes situaciones según su propia escala de valores y sus propias reglas de conducta, (2) ya sea atribuyendo a tal o cual personaje sentimientos propios, o habilidades propias, o costumbres propias, y aún cuando la supuesta idiosincrasia de algunos de estos personajes pueda diferir de la suya propia en otros variados aspectos. Y obviamente este encare, este enfoque, esta forma de escritura, este modo de creación, ciertamente tampoco tiene porqué estar mal, ciertamente tampoco tiene nada de malo.

Ahora bien, cuando el escritor se limita a escribir sobre lo que a él mismo le ha ocurrido o sobre lo que él ha observado en su entorno, o cuando con insistencia atribuye muchas cualidades propias a sus personajes de ficción, o cuando insiste en generar escritos que más o menos directamente reflejan su propia manera de pensar, ciertamente así se está claramente constriñendo y restringiendo en las temáticas, en los enfoques, y en los mensajes, lo que por lo general le impide referirse a temáticas muy alejadas de sus propios intereses, y/o lo que por lo general le impide o le dificulta transmitir mensajes y sentimientos con los que en su fuero íntimo no concuerde.

Un buen actor no se debe limitar a repetir los diálogos propuestos en la obra, sino que debe meterse en el personaje, tratando de pensar y de sentir como él, y sobre tablas incluso tratando de hablar y de moverse como realmente lo haría una persona con similar perfil psicológico y cultural.

Y por el bien de la actuación, y por el éxito y reconocimiento de la puesta en escena, este enfoque debe llevarlo el actor tan lejos como pueda, aún luego de bajar del escenario, y tanto en los ensayos, como en los momentos de descanso junto a otros actores, y en parte incluso en su propia vida de relación.

Cierta vez un periodista preguntó a una actriz brasileña cuál había sido el mejor elogio profesional que le hubieran hecho. Y la actriz relató que cierta vez, cuando ella participaba en una telenovela personificando a una mujer de barrio que era sumamente perversa y mezquina incluso con sus propios familiares, le ocurrió que una televidente la reconoció en la calle, y que sin meditarlo le insultó y le pegó una bofetada, por lo mala y avariciosa que ella era. Al margen de esta jugosa anécdota, indudablemente puede concluirse que esa actriz era muy buena en su profesión, y cuando actuaba lograba transmitir la personalidad que encarnaba con extraordinario realismo.

Y en más de un aspecto un escritor debería poder involucrarse y encarnarse de una manera similar con cada uno de los personajes de sus obras, o al menos con los personajes más importantes de las obras que imagina y que escribe. Un escritor debería tener la capacidad y la ductilidad de poder sentir y pensar de la misma forma que cada uno de los personajes que integran su paleta literaria. Un escritor debería tener la habilidad de ponerse dentro de la piel de sus distintos personajes, y de pensar según los puntos de vista de ellos. Un escritor debería tener la destreza de poder caminar con los zapatos de sus personajes. Pues caso contrario un escritor reflejaría en sus obras personajes falsos y acartonados, poniendo en boca de un niño modos de habla y formas de pensamiento propios de los adultos, atribuyendo delicadezas y gentilezas en personas que supuestamente son intrínsecamente perversas y avaras, permitiendo el uso de un vocabulario erudito a quienes supuestamente tienen muy poca instrucción y cultura, y en definitiva atribuyendo a los personajes acciones que no concuerdan con sus respectivas psicologías, con sus respectivos modos de sentir, con sus respectivas idiosincrasias.

Y con toda evidencia un escritor no adquiere de la noche a la mañana esta señalada cualidad de poder pensar como sus personajes de ficción, pues ello requiere práctica, pues ello requiere oficio. Y esta habilidad en muchísimos casos no es un don natural, sino que se logra con transpiración, con constancia, y con ejercicios dirigidos, pues así junto a la práctica irá desarrollando diferentes trucos y diferentes estrategias de presentación y enfoque, que son los que en definitiva hacen a los buenos escritores.

Un escritor debe habituarse a poder utilizar cualquier cosa como disparador o como inspiración de un escrito, aunque sea algo absurdo, aunque sea algo intrascendente, aunque sea algo fantasioso, aunque sea algo que se le propone por capricho, y aunque ello no concuerde con su propia manera de pensar o con sus intereses.

Y los posibles ejercicios dirigidos a los que recién hicimos referencia ciertamente pueden ser ellos múltiples y muy variados. Son muchas las formas y los recursos que podemos poner en práctica en estos experimentos. Y en mayor o menor grado así el escritor puede ir mejorando sus capacidades y sus habilidades de expresión y presentación.

Estos ejercicios dirigidos obviamente pueden ser muy útiles para los aprendices de escritores, para los que han escrito poco o para los que hace mucho que no escriben. Luego de adquirido cierto dominio en cuanto al manejo de las formas y de los contenidos, la propia práctica de la escritura en aquellos proyectos seleccionados y retenidos por los autores, permitirá mantener en forma al escritor que todos llevamos dentro, y le hará avanzar cada día más.

Por lo general los escritos de ficción tienen ellos una trama, o sea una sucesión cronológica de hechos, los que pueden tener mayor o menor relevancia, mayor o menor interés, mayor o menor coherencia, mayor o menor interferencia unos con otros, y los que pueden tener pocas interpretaciones o muchas interpretaciones. Y de las narraciones así logradas a veces pueden extraerse conclusiones, mensajes, enseñanzas, moralejas, preceptos, normativas y conductas a seguir.

Pero por cierto un buen escritor no solamente debería ser capaz de concretar este tipo de obras, sino que también debería ser capaz de escribir una simple descripción, ya sea de un personaje, ya sea de una foto de familia, ya sea de un simple escritorio, ya sea de un pasaje corto de un film, ya sea de la escenografía de una obra de teatro, ya sea de una foto de una revista, ya sea del dormitorio de sus padres, ya sea de una pintura famosa. Y esto hacer tratando de ceñirse exclusivamente a la descripción, y sin insertar la misma dentro de una trama o de un argumento.

Un buen escritor también debería ser capaz de elaborar un ensayo, o sea de desarrollar un escrito discursivo y argumental que trate un tema específico (humanístico, filosófico, político, financiero o económico, social, cultural, común y cotidiano, etcétera). El tema retenido podría ser más o menos general y amplio, o más concretamente podría involucrar a una obra artística o a una persona o a una institución o a un período histórico. Y en el escrito el autor podría presentar y defender sus propios y personales puntos de vista, aunque también podría exponer y analizar ideas de otros y teorías de otros. Y en cuanto a los aspectos estructurales, ciertamente estos escritos son de formato libre, aunque convendría que en los mismos se reflejara una impronta personal, una voluntad de estilo.

Un buen escritor también debería ser capaz de decir algo o de intuir algo de una persona, aunque ello fuera vago, impreciso, y en alguna medida arbitrario, con el único recurso de que se le mostrara una foto de su escritorio de trabajo o de su dormitorio. Un buen escritor también debería ser capaz de olfatear algo o de presentir algo partiendo de detalles mínimos relativos a la forma de vestir o de proceder de una persona, y así concluyendo ciertas cosas sobre su probable idiosincrasia, sobre sus hábitos y costumbres más plausibles, sobre sus posibles inclinaciones y preferencias, sobre su posible profesión.

Y si por ejemplo se usa una foto como disparador de una historia, el escritor debería tener la capacidad suficiente como para ensayar diversas posturas, como para ensayar diversos niveles de involucramiento, todos terminando en la escena que se propone como fuente de inspiración.

Así, un caso podría ser imaginar una situación en la cual el propio escritor es uno de los personajes. Otro caso podría ser cuando el escritor se identifica con el narrador omnisciente y omnipresente, ya que así de hecho transmite y transfiere al escrito su propia escala de valores. Otro caso se da cuando el escritor trata de pensar y de sentir como si él fuera uno de sus personajes, enfocando la historia desde este particular punto de vista. Y el caso en el que el escritor en lo personal se involucra menos y por tanto transporta menos cualidades propias al escrito, sería cuando se identifica de tal manera con uno de sus personajes, que en su fuero íntimo se convence que realmente es ese personaje, y lleva esto con mucha constancia y hasta sus últimas consecuencias a lo largo de toda la obra. Y un buen escritor esto último debería poder hacer no solamente cuando el personaje es humano (aunque eventualmente no fuera de su mismo sexo o no tuviera su misma inclinación sexual), sino también cuando el personaje es la encarnación de una virtud, o cuando el personaje es una mosca, o una sabandija, o cualquier otro ser que camina o nada o vuela.

Como ilustración de este último enfoque y como ejemplo, bien podría citarse al escritor checo-judío Franz Kafka Löwy (julio 3 de 1883 – junio 3 de 1924).

Muchas de las obras de este autor presentan descripciones muy detalladas y visionarias de la realidad, y por momentos muchas de ellas son delirantes y surrealistas.

Por ejemplo, en “La metamorfosis” (“Die Verwandlung”, 1915) se presenta una situación misteriosa en la que un joven se ha transmutado en un insecto inmundo y asqueroso, por lo que el personaje necesariamente debe aislarse, debe esconderse y alejarse del mundo social, debe manejarse en soledad.

Las situaciones y las escenas se describen allí con mucha fuerza y crudeza, y con intensidad y pasión abrumadoras. Y la fuerza del lenguaje es tan realista, que en cierta medida terminan por convencer al lector de la factibilidad de lo que se cuenta.

Por cierto que esta obra es una narración fabulada que claramente alude a la incomunicación humana, aunque como viene de indicarse, la fuerza de las descripciones y de los diálogos allí presentados hacen que en alguna medida el lector se deje atrapar por ellos y se involucre fuertemente, siguiendo las alternativas de la historia como si ella fuera realista, y riéndose o conmoviéndose según las peripecias y las situaciones que allí se narran.

Por ejemplo, para referirse a la condición de aislamiento social extremo a la que se enfrentaba el personaje, posiblemente hubiera bastado indicar que éste decidió no salir más de su dormitorio a pesar de ser un viajante de comercio, y que incluso allí se hacía llevar la comida para no tener que salir ni de la casa ni de su propio cuarto. Pero no, en “La Metamorfosis” el autor insiste en dar detalles, diciendo que el insecto humano se escondía e intentaba camuflarse debajo de un canapé o debajo de una sábana, y que intentaba encontrar otros escondites, tal como lo harían muchas mascotas en situación de peligro o de incomodidad.

Ya que de hecho hemos hecho este desvío temático para referirnos a este notable escritor que a pesar de ser checo escribió exclusivamente en idioma alemán, vale la pena decir algo más sobre la obra antes aludida, para así poder explicar mejor lo dicho un par de párrafos más arriba.

En “La metamorfosis” el autor narra las peripecias de Gregorio Samsa, un simple viajante de comercio que cierto día despertó con su cuerpo convertido en el de un monstruoso insecto, aunque aún podía pensar como un humano y recordar su pasado, y aunque aún podía hablar como un humano (aunque con muchísimas dificultades).

Por cierto y como ya se dijo, el realismo de ciertas descripciones escritas por Franz Kafka en esa obra son dignas de destaque, tal como puede observarse en los pasajes transcriptos en las siguientes líneas.

<< Estaba tumbado sobre su espalda dura, y en forma de caparazón y, al levantar un poco la cabeza veía un vientre abombado, parduzco, dividido por partes duras en forma de arco, sobre cuya protuberancia apenas podía mantener el cobertor, a punto ya de resbalar al suelo.

<< Sus muchas patas, ridículamente pequeñas en comparación con el resto de su tamaño, le vibraban desamparadas ante los ojos. «¿Qué me ha ocurrido?», pensó.

<< Lo intentó cien veces, cerraba los ojos para no tener que ver las patas que pataleaban, y sólo cejaba en su empeño cuando comenzaba a notar en el costado un dolor leve y sordo que antes nunca había sentido.

<< Sintió en el vientre un leve picor, con la espalda se deslizó lentamente más cerca de la cabecera de la cama, para poder levantar mejor la cabeza. Se encontró con que la parte que le picaba estaba totalmente cubierta por unos pequeños puntos blancos, que no sabía a qué se debían, y quiso palpar esa parte con una de sus patas, pero inmediatamente la retiró, pues el roce le produjo escalofríos.

El escritor también sitúa preocupaciones típicamente humanas y mundanas en las situaciones que se describen, y en los pensamientos de ese hombre metamorfoseado.

<< El apoderado tenía que ser retenido, tranquilizado, persuadido y, finalmente, atraído. ¡El futuro de Gregorio y de su familia dependía de ello! ¡Si hubiese estado aquí la hermana! Ella era lista; ya había llorado cuando Gregorio todavía estaba tranquilamente sobre su espalda, y seguro que el apoderado, ese aficionado a las mujeres, se hubiese dejado llevar por ella; ella habría cerrado la puerta principal y en el vestíbulo le hubiese disuadido de su miedo.

Los escritos de Franz Kafka en mayor o menor grado se refieren a la lucha espiritual del individuo que desesperadamente busca un lugar en la sociedad, pero que es rechazado una y otra vez, por lo que termina sintiéndose frustrado, aislado, solo, desesperado, desterrado, angustiado, y con gran desasosiego. Las obras de este escritor checo-judío presentan una sociedad paradójica, contradictoria, refractaria, injusta, misteriosa, difícil de entender o de predecir, y en donde las personas se desenvuelven con dificultades diversas y casi como autómatas, como títeres, como juguetes del destino. Las obras de este autor en buena medida son autobiográficas, ya que en ellas se reflejan los propios sentimientos de Kafka, sus propias frustraciones, sus propios conflictos familiares, sus propios aprietos en su vida de relación. Véase la similitud entre Kafka y Samsa, sin duda pistas dejadas expreso por el escritor.

En lo expresado hasta aquí, seguramente el lector atento podrá encontrar inspiración suficiente como para improvisar él mismo una serie de interesantes y motivadores ejercicios a integrar en un personal taller de práctica literaria.

Y para quienes en este sentido fueran más haraganes, a continuación se describen y proponen diversos ejercicios dirigidos, los que en alguna medida recomendamos a los lectores que hagan el esfuerzo de hacer por su cuenta y en forma independiente. Además de aquí dar una descripción del ejercicio en sí mismo y de su objetivo, más abajo también se ensayan las respuestas que supieron obtener los autores de estas notas.

Descripción de la foto usada como disparador y motivador del escrito (a1)

El cuadro enfocaba una parte de una extensa explanada, de aspecto descuidado y visiblemente encerrada entre varias construcciones. Esta explanada no tenía ni árboles ni bancos ni estatuas ni jardines. Apenas si se observaba aquí una hoja de periódico tirada al descuido, allá un par de baldosones rotos, más allá un pequeño montoncito de papeles y desperdicios, aún más lejos una pared que visiblemente lucía algunos afiches junto a una ventana sin balcón y sin cortinas.

En primer plano se veía a un niño muy pobremente vestido y con cara de angustia, que con andar pausado ascendía por una escalera acercándose al observador.

En un segundo plano y algo alejado del niño, se veía a un transeúnte que con rápido paso se dirigía a alguna parte, posiblemente ensimismado en sus pensamientos y sin prestar mucha atención al entorno. Notoriamente el viento soplaba, pues así lo indicaban las ropas del hombre, así como su mano asegurando su sombrero, y su otra mano crispada en la agarradera de su portafolio.

El caso en el que el escritor es uno de los personajes: Soy una basura (a2)

Sin duda soy lo peor de la creación.

Trabajo para un diario de gran tiraje de San Pablo, y me pidieron que obtuviera un motivo gráfico para documentar los problemas sociales de Brasil.

Yo, que tengo la felicidad de comer tres veces al día.

Yo, que tengo la felicidad de poder dormir en sábanas limpias y almidonadas.

Yo, que tengo la felicidad de poder protegerme del fresco de la mañana con una manta.

Yo, tuve la osadía y el descaro de justificar mi salario con la foto de ese pobre niño.

Y ni siquiera tuve el coraje de hablar con él. Ni siquiera me interesé en lo que le ocurría. Y tampoco le invité a tomar un café con leche y a comer unos sándwiches.

¿Y porqué actué así? Tal vez porque soy un egoísta y un insensible. Tal vez porque yo también tengo aporofobia.

Soy una basura. Soy una inmundicia. Soy un ser repugnante y asqueroso.

El caso del escritor transformado en un narrador omnisciente y omnipresente: Las peripecias y las desventuras de un niño (a3)

Sus amiguitos le envidiaban porque tenía una familia, y porque tenía algo que podría llamarse hogar. Y sin embargo él los envidiaba a ellos, por la libertad que tenían, por no tener que sufrir en la casa ni peleas ni gritos ni violencia, por no tener que soportar a un padre alcohólico que pega y que da órdenes, por no tener que angustiarse por el desinterés de su madre preocupada solamente por sus cosas, por no tener que obligatoriamente despertar las noches de lluvia para sacar agua y barro de la pieza-cocina.

Finalmente se había armado de coraje. Finalmente había optado. Finalmente había tomado la gran decisión. Se iría a vivir bajo el puente con sus amiguitos y para siempre.

Y con ese pensamiento salió bien tempranito del ranchito y rápidamente se alejó del asentamiento. Y lo hizo discretamente, calladamente, sin llamar la atención, sin despedirse de nadie, sin confiar a nadie lo que pensaba hacer.

Caminó con prisa por el borde de la carretera. No tenía interés que le vieran. No tenía interés en encontrarse con alguien conocido. No tenía interés que por casualidad le fueran a preguntar algo. Y al fin, luego de un largo trayecto y luego de soportar algunos bocinazos, llegó a la ciudad.

Hizo un giro de casi noventa grados para evitar el cementerio y la usina del basurero municipal, y luego continuó por las calles que ya conocía bien, dirigiéndose directamente al centro de la gran urbe.

Marchaba con paso corto y rápido, sin tener interés en hablar con nadie, y mirando de reojo a quienes caminaban, a quienes salían de sus domicilios, a quienes esperaban en las paradas de los colectivos, a quienes junto a sus carritos hurgaban dentro de los contenedores de basura. En cierta medida parecía recelar de ellos, en cierta medida parecía querer defenderse de un posible y sorpresivo ataque.

Finalmente travesó el parque y llegó a la explanada. Su carita reflejaba preocupación y angustia, a pesar que su corazón estaba excitado y expectante.

Usando a un personaje como disparador (b1)

Cuando se intenta hacer una novela o incluso cuando se intenta escribir un cuento, por cierto conviene tener claro los personajes que intervienen en la trama así como la personalidad y fisonomía de los mismos.

El ejercicio aquí propuesto es muy sencillo, y consiste en elegir al azar las características de un personaje, y luego en escribir algo sobre él.

Lo que por ejemplo puede hacerse es elegir al azar un número de tres cifras, de modo que cada cifra se encuentre comprendida entre 1 y 4. Así, haciendo corresponder esas cifras con las características del personaje que se enumeran en la siguiente sección, se obtendrá una base a partir de la cual ejercitar la imaginación y las habilidades para la escritura.

Características del personaje (b2)

1a Hombre
2a Niño/a
3a Mujer
4a Anciano/a

1b Calvo
2b Rengo
3b Delgado
4b Petiso/Enano

1c Irritable/Sensible
2c Temeroso/Desconfiado
3c Místico/Misterioso
4c Depresivo/Vergonzoso

Un hombre /133/ (b3)

Como vestía de negro y era muy delgado, de lejos en cierta medida hacía pensar en Fúlmine. Sin embargo, esta primera impresión en cuanto a su personalidad rápidamente podía ser desechada una vez que se hablaba con él.

Parecía tener la sonrisa a flor de labios. Y por momentos se reía sinceramente, aún cuando la situación no lo ameritara en forma expresa. Su sonrisa no solía ser estridente, pero bien se le marcaba en su rostro.

Su sonrisa y su alegría de vivir solamente desaparecían cuando le contaban una desgracia… La enfermedad de alguien… Un robo o un copamiento… Un mal giro de los negocios… Un incendio… Un accidente automovilístico… El fallecimiento de un amigo o de alguien conocido…

En esas ocasiones su rostro se ensombrecía, y fruncía el ceño manifestando sincera preocupación e interés. En esas ocasiones siempre solicitaba ampliación de detalles, como queriendo saber más, como queriendo conocer los pormenores que provocaron el desenlace no esperado, como queriendo averiguar de qué forma él mismo podría ayudar.

Siempre tenía una palabra de aliento, de consuelo, de esperanza. Siempre se ofrecía para lo que fuera. Siempre estaba a la orden y bien dispuesto. Y cuando alguien le contaba uno de esos acaecidos que ensombrecían el alma, siempre remataba sus comentarios con una alusión a la divinidad, expresando respeto y temor por el ser supremo, y expresando ignorancia respecto del destino y respecto de los misterios de la vida.

En el tiempo que él frecuentaba nuestras reuniones familiares ciertamente ya tenía algunos años encima, aunque aún conservaba agilidad y vitalidad. Era alto y delgado. Y casi siempre se le veía con un hábito negro muy holgado, como si le quedara grande.

Su rostro era especialmente flaco de carnes, y su cara alargada. Ello permitía que sus sentimientos se reflejaran muy claramente en su semblante, especialmente cuando estaba alegre o cuando manifestaba preocupación o contrariedad. Su nariz era prominente y sus facciones rectilíneas, lo que en parte evocaba algún retrato de algún pintor francés o italiano del siglo XIX, que alguna vez hubiéramos podido observar en algún museo o en algún libro.

Cuando hablaba o cuando reía mostraba su dentadura más que otras personas, lo que junto con su delgadez y su muy acentuada calvicie, sin duda le daba una apariencia extraña y misteriosa, como de persona enferma, o como de personaje de ultratumba.

Sabía escuchar, aunque de vez en cuando también hablaba de sí mismo, especialmente cuando le preguntaban. Su niñez alegre y despreocupada en la hacienda. Sus locuras y sus travesuras de esa época ya pasada. Sus vagos recuerdos de la llamada “Guerra Grande”, lo que entre otras cosas despertó su simpatía por el Partido Nacional y por la divisa blanca. Luego su establecimiento definitivo en la capital departamental, y sus primeros pasos como integrante del grupo de juventud del recién citado partido político. Años más tarde su traslado a Montevideo y su ingreso al Seminario. Y al fin su ordenamiento como sacerdote católico. Sus tareas en la catedral metropolitana, en la ciudad vieja montevideana. Su vida rutinaria y sus pequeñas alegrías.

Recuerdo a Felipe con mucha simpatía y con profunda nostalgia. Sin duda fue una persona muy especial, que me marcó y que influyó enormemente sobre mi personalidad. Era un tipo macanudo. Murió de viejo en el Hogar Sacerdotal.

Un niño /241/ (b4)

Era un niño de unos tres años. En comparación con sus compañeritos de la maternal sin duda no era de los más altos, y la complexión de su cuerpo insinuaba la posibilidad que en el futuro fuera un petizo retacón.

En apariencia no tenía mayores problemas de socialización, ni con la gente grande ni con los niños y niñas de su edad, ya que era alegre y muy comunicativo.

Eso sí, llamaba la atención su pasión por la música. ¡Increíblemente le interesaban todos los géneros musicales! Incluso los que podríamos denominar como música culta y como música sacra. Si en la televisión o en la radio escuchaba sones musicales, rápidamente dejaba lo que estaba haciendo y se acercaba al aparato, siguiendo el ritmo con su propio cuerpo con gran parsimonia, y manifestando una atención y un interés propios de una persona adulta.

Un día fue muy gracioso lo que pasó. La madre lo llevó al parque, y en determinado momento allí llegó una banda de música y se puso a ejecutar marchas militares. Martín no se había apercibido de la llegada de este grupo pues estaba muy entretenido en el arenero, pero no bien escuchó el repiquetear de los tambores y el sonar de las trompetas y de los timbales, de un salto se paró y corrió junto a la orquesta. Allí se ubico bastante cerca del director, moviendo los brazos y las manos más o menos como lo hacía quien tenía la batuta. La escena se repitió sin variantes durante bastante tiempo, y cuando terminó el concierto y los músicos se retiraron, Martín corrió junto a su madre y le dijo: “Tengo sed”.

El niño ciertamente estaba en la etapa de los descubrimientos así como en el período de afianzamiento y consolidación del lenguaje. Hacía poco que había descubierto que su madre tenía además otro nombre.

Y cierto día se le apersonó a su abuela preguntándole con gran seriedad. Dime aba, ¿eres tú la mamá de Verokita? Ante la respuesta positiva de su interlocutora se alejó complacido y meditabundo, como diciendo: “No estaba muy seguro, pero me lo figuraba, pero me lo imaginaba”.

Era comunicativo con sus familiares, y contaba los incidentes que le ocurrían en el parque, en las fiestas infantiles, en la escuela, en el consultorio médico, en los paseos.

Cierto día al regresar de la escuela se le notó algo excitado. ¡Y no era para menos! Blanca, su maestra, ese día había llevado una pendereta, y luego de que todos cantaran con el acompañamiento de ese instrumento, Martín no resistió y corrió al frente para poder apreciar ese instrumento bien de cerca. Seguramente debe de haberlo hecho con gran energía y entusiasmo, pues según él mismo cuenta su maestra le dio un beso y le dijo: “Ve a tu sitio”.

Sin duda Martín en esos días presentaba algunos problemitas de conducta, tanto en la escuela como en la casa. Era demasiado emotivo e independiente, desplegaba demasiada energía y vehemencia, y con frecuencia no hacía caso ni a sus familiares ni a sus maestros.

La psicóloga de la escuela opinó que Martín era un niño-índigo, y recomendó no insistir en darle órdenes rotundas y absolutas, sino más bien en darle razones justificadas, y sugiriéndole tal o cual comportamiento, tal o cual respuesta, tal o cual acción.

Los años dirán si éste es o no un buen consejo. Los años mostraran la evolución de esta criatura. Los años permitirán saber más sobre esta personalidad en formación.

Un calvo misterioso /111/ (b5)

Era una noche como tantas. Era una noche que no tenía nada de especial.

Había creído que nadie más vendría, cuando repentinamente entró al lugar un hombre más bien joven y de estatura media. Era calvo, y el semblante lucía duro y preocupado.

Y de inmediato presentí que algo no andaba bien. Me maldije por no haber cerrado cuando me pareció que era el momento, pero proseguí con lo que estaba haciendo, como si nada. Era lo mejor que entonces podía hacer.

Ya había levantado todas las sillas del salón, y recogido lo que había sobre las mesas. Así que sólo faltaba lavar el piso, y eso comencé a hacer.

El parroquiano se sentó en la barra, y luego de unos pocos segundos me interpeló con voz bastante alta y autoritaria.

– ¿Acaso ya van a cerrar? ¡Pero qué clase de cafetín es éste que cierra a las diez de la noche! Uno para hermanitas de caridad. A ver usted, sí usted mismo, el que está fregando, ¿dónde está el cantinero?

– Lo tiene frente a usted. –contesté sin demora–

– Sírvame un Caballito Blanco doble, –dijo refregándose la nariz– y agilitando que no tengo mucho tiempo.

Ya detrás del mostrador y mientras servía el whisky, de reojo fui observando más detenidamente a mi impulsivo cliente. Tenía el entrecejo fruncido, y una mano apoyada sobre la barra con la que tamborileaba nervioso. Y de tanto en tanto miraba furtivamente hacia la entrada, como esperando a alguien, como recelando.

– Mire que no pedí un trago exótico, ¿o acaso nunca trabajó en la barra? ¿Para cuando con el whisky?

– Perdón señor, es que ya había guardado todo. Pero ya está, sírvase. –contesté algo nervioso y con voz entrecortada–

– Tome, cóbrese, y así sigue con lo suyo.

Dejó el dinero sobre el mostrador, y tragó la bebida en menos de lo que tardé en devolverle su cambio. Luego se encaminó hacia la entrada con andar algo vacilante, y silenciosamente desapareció en la oscuridad de la noche.

De inmediato cerré con llave el frente, y luego terminé con el piso. Y finalmente me cambié, acomodé las luces según el gusto del patrón, y salí por la puerta de servicio, como siempre.

Ya en la esquina del callejón observé con sorpresa a dos hombres altos y bastante corpulentos que corrían hacia el campo lindero, y casi de inmediato escuché un gemido detrás del contenedor de basura.

Me acerqué con precaución, y enfoqué hacia la penumbra el ojo de gato que siempre llevaba en la mochila.

Y allí observé un cuerpo, de costado y con el torso desnudo, y con varios cortes en la espalda. ¡Era mi último cliente de esa noche que agonizaba!

– Estoy muy seguro que no lo soñé… –dije nerviosamente al Sargento–

– No, no, no puedo explicar porqué el cuerpo desapareció, y tampoco sé porqué no hay rastros de sangre.

– Le aseguro Sargento que no estoy mintiendo, y que esta noche no tomé ni una sola copa. Y por otra parte nada sabía que hace tres años ocurrió aquí mismo algo muy similar.

Narración donde un personaje es tratado por otro personaje (c1)

La idea en este caso es hacer una narración de algún tipo en donde un personaje se refiere abundantemente a otro personaje, el que transitoriamente se encuentra ausente de los escenarios planteados en la historia, o el que aún no estándolo prácticamente no actúa ni se manifiesta en forma alguna.

El marco de referencia puede ser cualquiera, puede ser seleccionado por el escritor.

Este marco referencial o de base por ejemplo podría ser el de una toldería de indios en el siglo XVI, en donde un indio charrúa describe su casual encuentro con una expedición de españoles.

Este marco también podría consistir en los comentarios que hace un sacerdote a un superior respecto de un alumno muy problemático.

El relato también podría referirse a una simpática y confidente jovencita, quien en la tranquilidad de una alcoba describe a su mamá su encuentro con un jovencito que la deslumbró y la emocionó.

El aspirante a cura (c2)

Enero 29

Antes que nada le pido perdón por no haberle escrito mucho antes. Usted sabe bien que le aprecio en grado sumo, y que nunca olvidaré que fue usted quien me hizo recapacitar cuando quise volver a la vida secular para poder desposarme. La falta que usted tuvo de mis noticias no se deben a que mi admiración y mi respeto por usted hayan decaído, sino a un simple exceso de trabajo en la parroquia y en la escuela sacerdotal.

Ahora sí me he hecho de un espacio para poder enviarle estas improvisadas líneas, aunque confieso que en esta retoma de comunicación tengo también un interés personal muy especial. Y es que tengo que pedirle consejo, pues hay un asunto que no sé bien como manejar.

En la escuela sacerdotal este año ingresaron once aspirantes, todos muchachos muy jóvenes y muy alegres, y que sin duda tienen un manifiesto interés en aprender.

Además en todos ellos la vocación religiosa parecería que está bastante afirmada, lo cual es muy bueno pues cada año tenemos menos aspirantes, y como usted sabe hay parroquias con un solo sacerdote al frente, lo cual es un grave problema, especialmente teniendo en cuenta la edad promedio de nuestros compañeros.

Pero el motivo de mi preocupación sobre todo es por Adrián, uno de quienes ingresaron este año aspirando a la carrera sacerdotal.

Sin duda es un muchacho muy puntual, muy trabajador, muy disciplinado, muy responsable, y de buena familia católica, pero lo que me preocupa es que él es muy amanerado.

¿Qué me aconseja usted? ¿Debo hacer algo o intervenir de alguna forma, o por el contrario debo hacerme el desentendido como si nada pasara?

En espera de su seguro y acertado consejo, y con mis mejores saludos para su hermana, a quien de vez en cuando veo en los noticieros dada su posición en el INAME, me despido de usted con un fuerte abrazo.

Febrero 24

Recibí su carta en tiempo y forma, y seguí su consejo de acercarme a la familia de Adrián.

El último domingo fui a almorzar con ellos, y luego me quedé en la casa del muchacho casi hasta las 17 horas. Ciertamente la armonía reinó en este encuentro, y hasta jugamos al truco.

Los padres de Adrián son muy formales y muy buenos católicos, y su hijita de siete años es muy alegre y vivaracha. Obviamente fue ella la que en muchos momentos puso una nota de color en esa reunión. Adrián estuvo presente casi todo el tiempo, y aunque lucía satisfecho y sonriente, sin duda estuvo bastante callado y reservado.

Lo más interesante ciertamente fue lo que conversé a solas con el padre de Adrián. Con mucha sinceridad me contó buena parte de la infancia y de la adolescencia de este joven.

El muchacho parece estar siempre contento y con la sonrisa a flor de labios, pero en lo interior parece que sufrió mucho tanto en la escuela como en el liceo. Y cuando entonces no podía ocultar su tristeza con sonrisas, parece ser que se encerraba en su cuarto para que no le vieran.

El motivo de estos contratiempos del muchacho evidentemente no fueron sus estudios, pues siempre fue un alumno brillante. El origen no puede haber sido otro que sus compañeritos de estudio, quienes de continuo le hacían bromas crueles y comentarios burlones, pues por alguna razón lo tomaron de punto. Incluso con frecuencia le llegaban a molestar con pedidos estrafalarios, o con misteriosos y anónimos llamados telefónicos.

Por un lado y en conocimiento de estos hechos, por cierto no pude menos que compadecer a Adrián y solidarizarme con él, pero por otro lado aumentaron mis temores y mis reticencias respecto del futuro de este joven en la Iglesia.

No sé si lo agregado en esta carta le basta para hacerme una sugerencia sobre lo que debo hacer. Si quiere saber algo más o pedirme aclaración sobre alguna otra cosa, le contestaré enseguida.

Me despido con un fuerte abrazo, y mucho le agradezco por estar atendiendo mis planteos. Cuente conmigo para todo lo que le pudiera ser útil.

Marzo 5

Su noticia que le será imposible venir por aquí al menos por este año me ha llenado de tristeza, pues esperaba tener la felicidad de poder verle de nuevo. Además, me parecía importante que usted conociera personalmente a Adrián, pues así tendría la posibilidad de evaluar mejor la situación y poder mejor elaborar su consejo.

Aquí las cosas siguen más o menos como siempre. Lo único a remarcar es que Adrián recibió ya cuatro veces la visita de un amigo, quien es además un ex compañero del liceo. Parecen tenerse mutuo afecto uno al otro. El trato entre ambos es muy correcto. Con frecuencia charlan en la cafetería, y cuando ella está cerrada se sientan en un banco del patio por horas, o caminan pausadamente por la galería.

Ni siquiera puedo tener miedo de que estas visitas retrasen los estudios de Adrián, pues a juzgar por las apariencias, ellos sobre todo hablan de la Biblia e intercambian ideas y opiniones sobre ella. Este amigo se comporta pues como un excelente compañero de estudios, y en los hecho me parece es un motor para motivar a Adrián a pensar más y mejor en la religión y en su vocación.

Le haré saber cualquier cambio en esta situación, si dicho cambio llega a producirse. Y le recordaré a usted en todas mis oraciones, a pesar que con la bondad que le caracteriza seguramente usted ya tiene ganada la salvación eterna.

Marzo 21

Le escribo muy breve y rápidamente pues respecto del asunto que tenemos entre manos hubo una novedad, aunque en realidad no sé con exactitud si ella de alguna manera se vincula o se relaciona con Adrián.

Lo cierto es que quien se encarga del aseo de los baños encontró en un cesto dos hojas muy estrujadas que fueron arrancadas de una Biblia. Dichas hojas correspondían a los capítulos 19 a 25 de Deuteronomio, y allí había tachaduras y borraduras que con toda evidencia habían sido hechas con saña o rabia, a tal punto que en ciertas partes la lectura del texto allí se dificultaba enormemente.

Para que usted mejor aprecie el posible motivo que eventualmente pudo llevar al autor a cometer esta herejía, ayudado por otro ejemplar bíblico transcribo a continuación los pasajes que aparentemente fueron más borroneados y tachados.

Deuteronomio (22,5) No vestirá la mujer hábito de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer, porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace.
Deuteronomio (22,16-17) Y dirá el padre de la moza a los ancianos: Yo di mi hija a este hombre por mujer, y él la aborrece.
Y he aquí, él le pone tacha de algunas cosas diciendo: No he hallado tu hija virgen. Empero he aquí las señales de la virginidad de la hija. Y se extenderá la sábana delante de los ancianos de la ciudad.
Deuteronomio (22,20-22) Más si este negocio fue verdad, que no se hubiere hallado virginidad en la moza.
Entonces la sacarán a la puerta de la casa de su padre, y la apedrearán con piedras los hombres de su ciudad, y morirá, por cuanto hizo vileza en Israel fornicando en la casa de su padre. Así quitarás el mal de en medio de ti.
Y cuando se sorprendiera alguno echado con mujer casada y con marido, ambos morirán, el hombre que se acostó con la mujer, y la mujer. Así quitarás el mal de Israel.
Deuteronomio (23,1-2) No entrará en la congregación de Jehová el que fuere quebrado o castrado.
No entrará bastardo en la congregación de Jehová, y ni aún en la décima generación entrarán en la congregación de Jehová.

En una de estas arrugadas hojas y al margen, en desprolija y temblorosa letra de imprenta también se hallaba agregada la siguiente leyenda: “Jesús fue un hijo adoptivo de Dios”. Este agregado tal vez pretendía hacer alusión a ciertas antiguas y heréticas creencias adopcionistas, algunas de las que en su momento surgieron en propios medios cristianos, y que hoy por hoy y por fortuna están totalmente superadas y abandonadas.

Ciertamente ya hemos analizado todos los ejemplares bíblicos de nuestros alumnos, incluido también el de Adrián, pero todos ellos estaban completos y bien cuidados.

Este asunto es todo un misterio, y evidentemente también es un problema que de alguna forma deberíamos aclarar. La palabra de Dios está reflejada en los escritos bíblicos, y por tanto no podemos actuar como si este libro fuera uno cualquiera que tranquilamente se puede botar a la basura.

Le escribiré o incluso le llamaré por teléfono si las novedades lo ameritan.

Abril 5

Mucho le agradezco Monseñor por su llamado telefónico del día viernes, a través del que pude comprobar que usted está mucho más enterado de lo que aquí pasa de lo que me figuraba.

Efectivamente uno de nuestros aspirantes al sacerdocio intentó suicidarse en el día de ayer. El hecho por cierto conmovió nuestra colectividad, y luego de pasadas las primeras corridas y de la llegada de la emergencia móvil, avisamos con prontitud a la familia del afectado.

El padre de Adrián vino casi enseguida y pasó unas dos horas con su hijo. Y luego salió al claustro y comenzó a discutir y a insultar al Padre Mateo, quien como usted sabe es el profesor de primer año en nuestra escuela sacerdotal.

Las cosas que entonces ese hombre afirmó e insinuó son ellas terribles e irrepetibles. Y el Padre Mateo en sus argumentaciones y en sus descargos, solamente parecía aludir a un amigo de Adrián que le visita en el convento con alguna regularidad.

Por cierto estoy muy acongojado por este desgraciado acontecimiento, aunque debo confesarle que no estoy de acuerdo con las medidas ejemplarizantes y drásticas que usted mencionó en su llamada telefónica que piensa proponer a Roma.

Ya sabemos que Adrián se retira, pues por lo menos ello ha dicho su padre, y por cierto le daremos la dispensa de inmediato. Así que por este lado el tema aparentemente está resuelto.

Y en lo que concierne al Padre Mateo, su destitución o separación nos pondría en una encrucijada de difíciles y muy molestas consecuencias.

No tenemos quien le remplace en la escuela sacerdotal, pero tal vez lo más importante y trascendente, sería el escándalo que presumiblemente así se generaría en nuestra colectividad y en su entorno.

Tengo muy presente lo que usted me dijo al teléfono, eso de que no podemos encubrir hechos de esta naturaleza, y que a las flores marchitas se las retira por inservibles pues son una mancha en el jardín. Además concuerdo con usted que nosotros los sacerdotes también somos pecadores, así que cuando cometemos pecado debemos reconocerlo, debemos arrepentirnos, y debemos pedir perdón. También concuerdo con usted que en casos graves, las jerarquías eclesiásticas en nombre de la institución deben pedir perdón a la comunidad toda, por lo que tal vez hubiera podido suceder.

Sin embargo, para mí lo más importante hoy por hoy es la institución que representamos y las obras sociales que están a nuestro cargo: (1) el trabajo en la Colonia María Auxiliadora, (2) las colectas de ropa y de zapatos para los necesitados, (3) el hogar diurno para la tercera edad, (4) la policlínica pediátrica para los pobres, (5) los encuentros de meditación para los jovencitos, (6) las tertulias de lecturas bíblicas razonadas, (7) la enfermería para matrimonios y para noviazgos, etcétera, etcétera. Y es hacia aquí que nosotros deberíamos dirigir nuestras máximas preocupaciones y nuestros más denodados esfuerzos.

No podemos poner en peligro todas estas importantes obras, por una cuestión de principios morales que son muy defendibles e importantes en el plano teórico, pero que no aportan nada en el lado práctico. Si nuestra institución se deteriora y se reduce, ello sin duda afectaría negativamente de mil maneras a la comunidad, y además sería caldo de cultivo para esos predicadores de falsas Iglesias.

Piense muy bien Monseñor en la problemática completa y no solamente en una parte. En mi opinión lo mejor sería que usted hablara con el Obispo, y que no informen nada a Roma sobre estos hechos. Y si acaso ustedes ya hubieran elevado vuestro informe a la Santa Sede, me tomo la libertad y el atrevimiento de sugerir un nuevo informe, indicando que las cosas no eran tan graves como inicialmente se habían pensado.

Así podremos dejar todo como está. Así nuestra comunidad en esta localidad podrá seguir avanzando tranquilamente. Así podremos continuar en calma con nuestra importante prédica. Así podremos atender los requerimientos de enfermos y necesitados. Así podremos intentar salvar el alma de los pecadores.

Mayo 28

Quien le escribe con devoción y respeto es el Padre Aguerrondo. No sé Monseñor si usted me recuerde. Soy quien tomó los hábitos junto al Padre Mateo, aquí, en la Iglesia principal de esta capital departamental, hace ya unos cuantos años.

Ciertamente soy amigo personal del Padre Mateo desde que fuimos seminaristas, y evidentemente he seguido bastante de cerca los desgraciados acontecimientos ocurridos en los últimos meses referidos a Adrián. También estoy en conocimiento de las injustas acusaciones dirigidas contra el Padre Mateo en relación a su comportamiento con este alumno.

Mi amigo y confidente está muy amargado y apenado por todo lo que ha pasado, y al saber que pensaba escribirle, me pidió que le dijera que le sigue recordando con mucho afecto y respeto, y que si hace ya varias semanas que no le escribe, es porque se siente mal, es porque se siente muy angustiado, y en ese estado le es imposible tomar la pluma para escribir algo coherente.

El objetivo de estas breves y mal colocadas líneas, es para decirle que tanto el Padre Mateo como yo hemos analizado en profundidad todo lo ocurrido, incluyendo las posiciones de algunos de nuestros superiores sobre este asunto, y respecto de las que nos hemos enterado tanto en forma directa como indirecta. Y obviamente también hemos intercambiado ideas entre nosotros con mucha seriedad, y con mucha profundidad y responsabilidad.

Por cierto ambos sentimos mucha pena por Adrián. Este muchacho es muy sensible, es muy delicado, es muy frágil, es incomprendido por casi todos en su entorno social, y en su vida ha sido presionado de mil maneras por sus compañeros de colegio e incluso por su propia familia. Probablemente ingresó al seminario buscando un cambio, buscando un respiro, buscando un lugar donde se sintiera cómodo y seguro, y en lugar de ello aquí también encontró censura y rechazo de parte precisamente de quienes había tomado como referentes. Toda esta situación debe haber sido tan dura e insoportable para Adrián, que entonces tomó la amarga decisión de terminar con sus días, y sólo de casualidad su intento resultó fallido.

Por todos estos hechos, por toda esta desagradable situación, finalmente tanto el Padre Mateo como yo hemos decidido colgar nuestros hábitos y retirarnos a la vida secular, pues no podemos continuar en una institución que admite y promueve una doble moral, y que juzga determinadas situaciones tan a la ligera. Precisamente en estos días ambos estamos elevando una solicitud de dispensa por las vías formales.

La presente precisamente tiene por objetivo prevenirle sobre nuestra decisión, para que ella no le tome por sorpresa. Mucho le agradeceríamos facilite en lo posible los trámites de nuestra solicitud, ya que por una cuestión de respeto no deseamos retirarnos efectivamente antes que nuestro pedido sea aprobado y respondido.

Reciba usted la expresión de nuestros respetuosos sentimientos.

Adrián y el Padre Mateo (c3)

El día derretía la manteca. Se traspiraba con solamente pensar. Tres hojas iniciadas con fecha enero 29 estaban ya estrujadas en el cesto de papeles. Tres hojas con fecha enero 29 esperaban su destino final en el basurero municipal.

Pensativo y sombrío, me enfrentaba en mi celdario a mi pequeña y poco iluminada mesa de trabajo. Me revolvía en la silla. No podía encontrar una posición cómoda.

¿Cómo se lo expreso? ¿Cómo se lo planteo? ¿Qué me aconsejará? Si es que atiende mi pedido y me aconseja algo. ¡Hace tanto que no le envío ni una sola línea!

Si bien es muy discreto, seguro que lo va a comentar con su hermana, con la que trabaja en el INAME, pues con la otra tiene poco contacto pues ella vive en el exterior.

¡Qué horror! ¡Qué es lo que Mercedes podría llegar a pensar de mí! Es cierto que ella debe estar acostumbrada a este tipo de cosas, y a cosas bien peores, pues a diario trabaja con jovencitos que tienen la libertad restringida. En ese ambiente ciertamente pueden llegar a darse situaciones muy problemáticas. Sin embargo, diferente debe ser cuando se trabaja estrictamente con criterios profesionales, a cuando se conoce a uno de los actores como desde hace años ella me conoce a mí.

El repique de campanas llamando a los fieles me sobresaltó. La torre campanario estaba demasiado cerca de donde yo estaba.

Debía decidirme con rapidez. ¿Le escribiría o no? Tomé los tres papeles estrujados que reposaban en la papelera, los planché, y decidiéndome por el que me pareció mejor, desde allí copié la carta que finalmente sería la que enviaría.

Luego nerviosamente escribí el sobre, pegué el sello, y salí presuroso hacia la capilla. El monaguillo me haría el favor de depositar esta misiva en el buzón.

Esa misma tarde tuve que enfrentarme con los once aspirantes. Ellos llegaron como siempre, puntuales y ordenados. No parecían estudiantes, y su forma de proceder no concordaba con la juventud publicada en sus cuerpos y en sus rostros. Y entre ellos estaba Adrián, de impecable presencia, de finos modales, tal vez demasiado finos y estudiados, con zapatos que brillaban, y con camisa y pantalón que parecían recién salidos de la tintorería.

Y la clase de ese día comenzó. La semana anterior ya habíamos terminado con Génesis, y hoy comenzaríamos con Éxodo. Seguíamos el orden. Debíamos seguir el orden. Todo en el convento y en la escuela sacerdotal estaba determinado desde siempre. Todo seguía la rutina y la tradición.

Y el tiempo continuó escurriéndose por horas interminables, en esa rutina que tenía algo de diabólico y de infernal. Y día tras día mi ansiedad aumentaba, pues no recibía ninguna noticia, pues no recibía carta de él.

Pero todo llega en esta vida, y finalmente, en la mañana de febrero 18 el monaguillo apareció, agitando un sobre bastante pequeño en su mano izquierda, y con una sonrisa como la de un sapo, de lado a lado.

Agradecí, y displicentemente introduje el sobre en el bolsillo de mi sotana, como si no diera una excesiva importancia a lo ocurrido, como si nada fuera de lo acostumbrado hubiera pasado. Pero luego de unos minutos y con una excusa cualquiera, me alejé del lugar. Y me precipité a mi celdario.

El consejo que me daba Monseñor era muy razonable, así que de inmediato lo pondría en práctica. Seguramente Adrián no se iba a negar. No tenía ningún motivo para negarse. No podría negarse. Y no se negó. El domingo 23, luego de haber repartido las ostias entre los fieles y una vez culminada la ceremonia, me cambié de zapatos y de sotana, y al volver sobre mis pasos, desde lejos observé a Adrián que me esperaba.

Él estaba de pie, y al ver que me acercaba levantó el brazo y agitó su mano. Saludé a su padre con gran deferencia y con una amplia sonrisa, e ingresamos al automóvil.

En la casa me recibió el resto de la familia. La madre, muy delgada, muy respetuosa, por todos sus poros y en todos sus gestos respiraba su condición de ferviente católica. Y la hermanita de siete años, alegre y vivaracha, desde el comienzo puso una nota de color y de bullicio.

Adrián estuvo atento y discreto, como siempre. Lucía satisfecho y ligeramente sonriente porque todo se desarrollaba a satisfacción, porque todo ocurría con normalidad. Y como siempre estuvo bastante callado, como si no quisiera cometer errores, como si no quisiera incomodar.

La sobremesa con el café se extendió por más de media hora, y luego, mientras la mamá de Adrián se retiraba ya a la cocina, salió a relucir un mazo de cartas.

Y jugamos al truco. La hermanita de Adrián se paró junto a mí para seguir las alternativas del juego, y yo, canchero, en secreto le mostraba mis cartas, y susurrando con ella discutía mis próximas jugadas.

Y durante hora y media todo fue jolgorio y bullicio, y de a ratos reíamos, y yo reí como hacía mucho tiempo no lo hacía.

Luego quedé solo con el padre de Adrián, y él, confidente, me contó lo esencial de la infancia y de la adolescencia de su hijo.

Las bromas de sus compañeritos del colegio. Los pedidos estrafalarios y los misteriosos llamados telefónicos de sus amigos del liceo. Por alguna razón lo tomaron de punto.

Ciertamente no pude menos que compadecer a Adrián y solidarizarme con él, pero también aumentaron mis temores y mis reticencias respecto del futuro de este joven en la Iglesia.

Hacia las 17 horas el padre de Adrián me llevó de vuelta, pues no podía faltar a mi guardia en el confesionario. Y atendí a quienes ya me esperaban y a quienes vinieron luego. Casi todas mujeres, y poca juventud. Parecería que los hombres no son muy pecadores.

Ese día me acosté muy cansado pero satisfecho, y al día siguiente le escribí prestamente a Monseñor, contándole todo lo ocurrido. Y días más tarde… Y días más tarde comenzaron las visitas de un amigo de Adrián.

Al principio estas visitas me inquietaron. Ninguno de sus otros diez compañeros de estudio recibía visitas de este tipo. Pero luego, al no observar nada raro, mis reticencias se desvanecieron.

Pasaron varias semanas y todo continuó más o menos como siempre. La rutina, los gestos repetidos y el uso de frases hechas, las inclinaciones de cabeza en momentos que se podían adivinar.

Si en esos días hubiera llevado un diario de mi vida, casi casi hubiera podido escribir el mismo con un día de adelanto. Pero luego, repentinamente, comenzaron a sucederse los hechos extraños o extraordinarios. Los acontecimientos se precipitaban en tropel.

Primero Feliciano con su historia del encuentro de dos hojas de la Biblia en uno de los cestos de basura, donde estaba esa leyenda que indicaba que Jesús bien podría ser hijo adoptivo de Dios.

Días más tarde y ya a principio de abril, el intento de suicidio de Adrián.

La llegada casi inmediata del padre de Adrián. Su discreto y lógico encierro con su hijo por un par de horas. Luego su furibunda salida al claustro, descargando su cólera y sus injustos insultos sobre mí. Y luego su partida llevándose al muchacho.

De inmediato un cambio de atmósfera. Algunas risitas burlonas de vez en cuando. Algunos sermones pasados de moda defendiendo una doble moral. Las miradas lacerantes y desconfiadas de casi todos en el convento, con la única excepción del Padre Aguerrondo. Lo que más me hirió sin duda provino de las jerarquías.

Por eso, por todo esto que está pasando, ya me decidí. Esta decisión en realidad debería haberla tomado mucho antes, cuando Mercedes y yo aún teníamos un futuro. ¡Qué lástima, cómo me equivoqué!

Pediré la dispensa y colgaré la sotana. Y ahora nadie podrá torcer esta decisión del Padre Mateo. Y ahora nadie me hará cambiar de opinión. Y ahora tal vez podré tener un futuro, un verdadero futuro.

Comentarios sobre el escrito “El aspirante a cura” (c4)

En este conjunto de seis cartas cuyas respectivas fechas son enero 29, febrero 24, marzo 5, marzo 21, abril 5, y mayo 28, se intenta desarrollar una temática de tipo religioso, concerniente a las dudas y frustraciones que con alguna frecuencia aquejan a los sacerdotes en relación a su fe o a su vocación, y también concerniente a las contradicciones y al conservadurismo que en algunos casos se observan en las jerarquías eclesiásticas. Sin duda las fechas de estas cartas ayudan a fijar una cronología, ayudan a establecer una idea de tiempo.

Los personajes que son sacerdotes y que son quienes escriben las cartas, son ellos los siguientes: (A) el Padre Mateo, (B) el Padre Aguerrondo, (C) un jerarca de ambos en la congregación local (y de quien no se indica nombre), y (D) un jerarca religioso que está lejos, que es de mayor jerarquía religiosa que los otros tres citados, y a quien simplemente se identifica como Monseñor. Las seis cartas están dirigidas a Monseñor, y este último responde esas cartas con esquelas escritas y con llamados telefónicos, de lo que se tiene certeza a través de referencias hechas por los otros actores en las seis cartas citadas. Las cuatro primeras cartas fueron escritas por el Padre Mateo, la penúltima por el citado jerarca religioso en la localidad, y la de fecha mayo 28 por el Padre Aguerrondo.

Al transcribir las cartas se ha omitido el destinatario de las mismas y también se han omitido los nombres de los firmantes. No obstante esta situación, perfectamente pueden identificarse a estas personas por los contenidos de las propias cartas. Para el escritor hubiera sido muy sencillo aclarar desde el inicio estos detalles. Le pareció sin embargo más conveniente obrar como se ha indicado, pues así se puede introducir cierta tensión y cierto suspenso en el relato, pues así se obliga al lector a poner atención en los detalles, y a construir sus propias suposiciones y sus propias conclusiones.

La quinta carta tiene un claro cambio de estilo respecto de las precedentes, lo que hace suponer un cambio de remitente desde la lectura de las primeras frases. Además, quien escribe en esta carta de fecha abril 5, en ningún momento en ella señala, ni directa ni indirectamente, que el firmante hubiera tenido un contacto muy directo y frecuente con Adrián y con los otros diez novicios, pero sí se refiere a que el Padre Mateo es el profesor de primer año en la escuela sacerdotal. Esta circunstancia, este indicio, junto al contexto general de esa carta y de las cuatro primeras, debería permitir a cualquier lector atento deducir sin dificultades que el Padre Mateo es precisamente quien escribió las cuatro primeras cartas. Nuevos indicios en la sexta carta de fecha mayo 28, sin duda permiten descartar cualquier posible duda sobre este punto, pues allí se confirma que el Padre Mateo escribía con regularidad a Monseñor, aunque admite que esto no ocurrió en las últimas semanas (la última carta del Padre Mateo a Monseñor data precisamente de marzo 21).

Se reitera que el objetivo del autor de este cuento al así proceder, no es el de arbitraria y artificialmente dificultar la comprensión del mismo por parte de los lectores, demostrando así una intensión mezquina o perversa.

Todo lo contrario, el autor pretendió así agregar interés y suspenso a la obra, obligando al lector a hacer sus propias deducciones y elaboraciones, cosa que por otro lado es lo habitual en nuestra experiencia cotidiana de la vida real.

Los otros personajes referidos en esta obra son los siguientes: (a) la hermana de Monseñor que trabaja en el INAME, (b) Adrián, alrededor de quien gira la mayoría de los acontecimientos, (c) los otros diez novicios, (d) el padre de Adrián, (e) la madre de Adrián, (f) la hermanita de Adrián, (g) los compañeros de estudios de Adrián de escuela y liceo, (h) el amigo de Adrián, (i) un limpiador que trabaja en el monasterio y a quien no se identifica por su nombre, (j) otros personajes visitantes frecuentes o residentes en el monasterio, a quienes ni siquiera se identifica bien en estas seis cartas.

Quienes pudieran hacer una lectura atenta de estas seis cartas, tal vez puedan quedar con cierta insatisfacción, con cierta frustración o cierto desengaño, pues si bien se indica con claridad que Adrián tiene algún tipo de problema, no se indica muy bien si este problema es la homosexualidad, o la transexualidad, o la timidez exacerbada, o tal vez la simple falta de simpatía y de carisma. Adrián tal vez podría sufrir de pánico social o de alguna otra cosa. La verdad es que no se sabe con certeza, pues con la lectura de las seis cartas no es posible arribar a una conclusión definitiva.

La relación de Adrián con su progenitor, con su amigo, con el Padre Mateo, no es muy bien aclarada en ninguno de estos tres casos, aunque se establecen rastros y sospechas que en los tres casos estos lazos pudieran ser conflictivos. Sin duda podría ser sumamente interesante profundizar más en la relación de estos tres personajes con Adrián, y/o en dar mayores detalles sobre la personalidad, los sentimientos, los hábitos, de ellos tres e incluso del propio Adrián.

Evidentemente la obra ampliada de esta forma podría llegar a ser sumamente interesante y atrayente, pero ella sería una obra diferente, que pondría sobre el tapete otras temáticas no especialmente profundizadas en la obra original. Así se estaría cambiando la intencionalidad retenida por el escritor al concebir la obra.

Las seis cartas reunidas bajo el título “El aspirante a cura”, básicamente tienen por objetivo plantear dos temáticas principales: (1) una doble moral de hecho defendida a veces por algunas jerarquías eclesiásticas (no por todos sino sólo por algunos religiosos, no siempre sino sólo a veces), (2) ciertos problemas de fe o de vocación o de circunstancias, que a veces afectan a quienes se integran a una colectividad religiosa, como por ejemplo ciertos aspectos referidos al celibato sacerdotal.

“El aspirante a cura” pretende ser un cuento en donde el conflicto y el mensaje se centran precisamente en estos dos asuntos (1) y (2), y para que este escrito realmente sea un cuento, y para que esta obra realmente pueda ser considerada cuento, sin duda se debe cuidar la economía de medios, vale decir, se debe tratar de no profundizar demasiado en temáticas accesorias o en detalles intrascendentes, que excedan estos dos asuntos sobre los que principalmente se desea llamar la atención.

Si no se procediera de esta forma, o sea si el relato se enriqueciera con otras vertientes, ampliando la relación entre Adrián y el Padre Mateo, y/o profundizando en los conflictos y en las diferencias que pudieran existir entre Adrián y su progenitor, o entre este muchacho y el amigo que con alguna frecuencia le visita en el convento, tal vez se podría obtener una obra muy interesante, muy motivadora, muy impactante y removedora, aunque sin duda ella sería más extensa que el primitivo relato, y también la estructura de la nueva obra sin duda sería más compleja, todo lo cual posiblemente habilitaría a afirmar que el nuevo producto obtenido sería más bien una novela corta y no un cuento largo.

Comentarios sobre el escrito “Adrián y el Padre Mateo” (c5)

Esta nueva obra pretende plantear las mismas temáticas ya tratadas en “El aspirante a cura”, y de forma de más o menos arribar a conclusiones o a mensajes muy similares.

Ciertamente existen notorias diferencias entre estos dos escritos, tanto de estilo como de formato y de contenido.

En primer lugar “Adrián y el Padre Mateo” no tiene presentación epistolar. En este nuevo cuento se pretende plantear el suspenso y la tensión más bien recurriendo al procedimiento de sugerir los hechos y las situaciones a través de señales indirectas, de indicios, de pistas, de signos.

Si bien determinados asuntos o circunstancias son revelados en las dos obras casi de la misma forma y con similar profundidad, otros detalles son tratados de manera bien diferencial.

Por ejemplo en “Adrián y el Padre Mateo”, el personaje llamado Padre Aguerrondo apenas si es mencionado, mientras que por el contrario en la otra obra, este actor es quien escribe la carta de fecha mayo 28. En “Adrián y el Padre Mateo” se incluye como personaje al monaguillo, actor que no se encuentra en la otra obra.

Para que el lector de esta crítica literaria pueda establecer bien las diferencias, a continuación se señalan los actores que explícitamente son mencionados en la obra “Adrián y el Padre Mateo”: (a) el narrador quien es también un actor, de quien pronto se sabe que es sacerdote y también profesor en la escuela sacerdotal, y de quien por el título de la obra y por una escueta referencia hacia el final, se deduce sin dificultad que se llama Padre Mateo, (b) Mercedes, (c) el hermano de Mercedes, de quien pronto se sabe que llaman Monseñor, (d) la hermana de Mercedes que está radicada en el exterior, (e) el monaguillo, (f) los once estudiantes de la escuela sacerdotal, y entre ellos Adrián, (g) los fieles que comulgan, (h) el padre de Adrián, (i) la madre de Adrián, (j) la hermanita de Adrián, (k) los compañeros de colegio y de liceo de Adrián, (l) los hombres y mujeres que van a confesarse, (m) el amigo de Adrián, (n) Feliciano, quien es limpiador en el convento, (o) el Padre Aguerrondo, confidente y amigo del Padre Mateo, (p) las jerarquías eclesiásticas.

Compárese esta lista con la que fuera antes señalada para el caso de la obra titulada “El aspirante a cura”, la que es detallada seguidamente: (a) el Padre Mateo, autor de las cuadro primeras cartas, (b) una jerarquía eclesiástica local, autor de la quinta carta, (c) el Padre Aguerrondo, autor de la sexta y última carta, (d) Monseñor, destinatario de las seis cartas, y jerarca de relevancia en la Iglesia, (e) la hermana de Monseñor, (f) Adrián, (g) los otros diez novicios de primer año en la escuela sacerdotal, (h) el padre de Adrián, (i) la madre de Adrián, (j) la hermanita de Adrián, (k) los compañeros de estudios de Adrián de escuela y liceo, (l) el amigo de Adrián, (m) el limpiador del monasterio, (n) otros personajes visitantes frecuentes o residentes en el monasterio.

Respecto de las conclusiones o de los mensajes de ambas obras, no hay mucho más para agregar aparte de lo ya expresado. Las problemáticas principales planteadas en las dos obras son: (1) la doble moral que a veces defienden integrantes de la Iglesia, (2) los problemas de vocación y de fe que a veces afectan a quienes han adoptado la carrera sacerdotal, y entre ellos y en la religión católica, uno de los importantes cuestionamientos se refiere al celibato sacerdotal.