sábado, 11 de abril de 2009

Practicando distintos formatos narrativos (n1)

Las formas narrativas en prosa evidentemente son muy diversas y variadas. Y a pesar de todos los ensayos realizados en los últimos tres milenios, y a pesar de los “ríos de tinta” empleados en los últimos dos mil quinientos años, siempre surgen escritores aquí o allá que se ingenian para crear escritos que en cuanto a la presentación y/o a la estructura contienen innovaciones y novedades dignas de destaque.

De todas formas y al margen de considerar la extensión como un posible criterio tipológico, como un posible criterio clasificatorio, es claro que pueden señalarse dos grandes clases o grupos de narraciones en prosa: (1) las narraciones escénicas, y por supuesto (2) las narraciones contadas o narraciones propiamente dichas.

En los escritos del segundo grupo, lo fundamental es lo que expresa el autor o el narrador imaginario, de quien podríamos decir es el actor principal o el elemento central, y quien al expresarse va desarrollando la trama, va describiendo los escenarios y los personajes, va explicando las situaciones, va señalando los conflictos, va enumerando las situaciones y los hechos, va comentando los desenlaces, a veces incluso va sugiriendo interpretaciones o conclusiones, etcétera, etcétera. En este grupo de escritos por cierto también podrían señalarse distintos subgrupos, distintos agrupamientos subalternos, entre los que se destacan: (a) epístolas, (b) biografías y autobiografías, (c) ensayos, (d) trascripción y explicación de notas, (e) memorias históricas escritas por los propios protagonistas que vivieron y sufrieron los hechos, (f) mini y micro relatos, (g) novelas, (h) cuentos, (i) monólogos, (j) crónicas y reportajes, (k) entrevistas, (l) historias anecdóticas, (m) presentaciones de tipo discursivo-argumental, (n) parábolas y fábulas, (ñ) bitácoras de viajes, (o) bitácoras de diario íntimo, (p) mitos y leyendas, (q) recopilaciones, (r) antologías.

En las narraciones escénicas, lo fundamental y lo más extenso son los diálogos, lo fundamental es lo que dicen los distintos personajes, lo que se destaca son los dichos de los personajes.

En las narraciones de este tipo, el narrador omnisciente y omnipresente por cierto puede estar presente, pero es un elemento secundario y de acompañamiento, es un elemento que sirve para hacer que la obra sea más amena, más llevadera, menos dura, más clara, más fácil de comprender.

Así se da cierta mayor relevancia a los hechos puntuales que a la propia historia. Así estos escritos se acercan más al habla. Así se pretende que el lector se imagine que él es un espectador que observa a los personajes y que escucha el dialogado, tal y como lo haría una persona que asiste a una función de teatro. Así estos escritos son más fáciles de adaptar para cine, o para teatro, o para folletín de televisión.

El ejercicio que aquí se propone al lector es el de al menos desarrollar dos historias, dos cuentos, uno de ellos en estilo típico de narración escénica, y el otro en estilo típico de narración contada.

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