viernes, 3 de abril de 2009

Señalamientos de un participante a un taller literario (v2)

Leí la correspondencia interna de los amigos, y me reí a carcajadas. ¡Increíble!

Es muy cierto que la alegría va por barrios, y la conveniencia sobre lo extenso o lo breve de un relato, y las formas de implementar una anécdota en un cuento, sin duda dan lugar a un abanico de posibilidades muy amplio.

A veces es bueno provocar el bostezo en el vecino con las propios elucubraciones, y a su vez bostezar uno mismo con las disquisiciones del compañero. Esto es claro síntoma de empatía y de sinergia. De esta forma también se progresa, de esta forma también se aprende: “Ladran Sancho, señal de que avanzamos”.

En un taller al que asistí hace tiempo, a veces éramos seis, siete, ocho, y a veces sólo dos o tres, dependía del día.

Lo bueno, lo interesante, lo enriquecedor, era observar los trabajos de los amigos, y comprobar cómo se iban transformando, cómo iban mejorando. Era instructivo seguir la evolución. Era instructivo imaginar el proceso de creación del compañero.

Lo maravilloso de la vida social, es poder observar a los pares en acción, y aprender de ellos.

Lo que más me da coraje para continuar mi camino, y para siempre querer alcanzar un estadio en algún sentido más evolucionado o más mejorado, es que existe gente que se toma la molestia de analizar el trabajo del compañero, involucrándose de una manera o de otra, dando su posición positiva o crítica sobre tal o cual arista, o sobre tal o cual posible objetivo en el horizonte.

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